Antártida: islas inexploradas del extremo sur

Tu viaje comienza donde el mundo se acaba. Ushuaia, Argentina, considerada la ciudad más austral del planeta, se encuentra en el extremo sur de Sudamérica. Por la tarde, zarparás desde esta pequeña ciudad turística de Tierra del Fuego, apodada «El fin del mundo», y navegarás por el canal Beagle, rodeado de montañas, durante el resto de la noche.

Durante los dos días siguientes en el Paso de Drake, disfrutará de algunas de las mismas experiencias que vivieron los grandes exploradores polares que cartografiaron por primera vez estas regiones: brisas frescas y saladas, mares agitados y, tal vez, incluso un rorcual común lanzando chorros de agua. Después de pasar la Convergencia Antártica, la frontera natural de la Antártida, formada cuando las frías aguas que fluyen hacia el norte chocan con los mares subantárticos más cálidos, se encontrará en la zona de afloramiento circumpolar antártico.

No solo cambia la vida marina, sino también la avifauna. Albatros errantes, albatros cabecigrís, Albatros ojerosos, Albatros tiznados, palomas del cabo, Fulmares australes, Paíños de Wilson, Petreles azulados y Petreles antárticos son algunas de las aves que podrá ver.

Llegada a la península Antártica, cerca del círculo polar antártico. Si las condiciones del hielo marino lo permiten, podrá continuar por el estrecho de Pendleton e intentar desembarcar en el extremo sur de la isla Renaud, un lugar muy poco visitado. Aquí tendrá la oportunidad de encontrarse con los primeros pingüinos Adelia del viaje y disfrutar de unas vistas espectaculares de los icebergs en este entorno surrealista y nevado.

Más tarde, continuaremos nuestro viaje hacia la isla Adelaida y la bahía Marguerite, cruzando el círculo polar antártico. Pasaremos la noche en la zona de Crystal Sound, donde el paisaje es tan cautivador que es posible que no pueda conciliar el sueño hasta la madrugada. Esta región también ofrece la oportunidad de avistar orcas, Yubartas y Rorcuales aliblancos.

Navegamos hacia la majestuosa Bahía Marguerite, rodeada de islas cubiertas de hielo y picos elevados. Es posible avistar fauna salvaje, como ballenas jorobadas, focas leopardo y, con suerte, pingüinos Adelia. Si el hielo lo permite, podemos desembarcar en Pourquoi Pas o en la isla Horseshoe antes de continuar hacia la bahía Lazarov.

Navegamos hacia la bahía de Lazarov y exploramos esta zona remota, donde icebergs de todas las formas y tamaños dominan el paisaje. La navegación es difícil, pero si las condiciones son favorables, lanzaremos los zodiacs para realizar un impresionante crucero entre el hielo y prepararnos para una exploración más profunda. Este es un auténtico territorio de expedición, salvaje, remoto y poco visitado.

Si el tiempo y el hielo lo permiten, nos dirigiremos aún más al sur, con el objetivo de llegar a islas nunca antes visitadas. Con cada milla, nos adentramos más en lo desconocido, en un viaje de descubrimiento en el sentido más puro. Por la tarde, comenzaremos a reposicionarnos hacia el norte, dejando atrás los confines inexplorados de la Antártida.

Si las condiciones lo permiten, navegaremos por The Gullet, uno de los canales más impresionantes de la Antártida, con imponentes montañas a ambos lados, aves siguiendo el barco y pingüinos y focas jugando en el agua mientras navegamos por esta parte tan especial del viaje. Si las condiciones del hielo lo permiten, también realizaremos un desembarco o un crucero por la tarde.

Podremos desembarcar en una estación de investigación británica abandonada y contemplar la elevada posición de la isla y el imponente paisaje glaciar.

El viaje de vuelta no es nada solitario. Al cruzar el Drake, volverás a encontrarte con la gran variedad de aves marinas que recordabas del viaje hacia el sur. Pero ahora te resultarán un poco más familiares, y tú a ellas también.