Charla con el médico de un crucero de expedición polar
Cuando se realiza un crucero de expedición polar, normalmente se está lejos de un hospital. De hecho, a menudo se está a días de distancia incluso del centro médico más remoto de una pequeña ciudad.
Esto casi nunca es un problema, por supuesto, pero hace que su médico de a bordo sea mucho más importante.
Aunque sólo le dé unos cuantos medicamentos más para el mareo, su médico de a bordo puede marcar la diferencia entre un cómodo crucero de expedición y otro en el que se pase la mayor parte del tiempo pegado al retrete y preguntándose por qué existen las olas.
Veronique Verhoeven lleva años ayudando a nuestros pasajeros a evitar este destino. Veterana en su campo, no sólo practica la medicina sino que la enseña, y en los últimos diez años se ha unido a Oceanwide en múltiples viajes tanto en el Ártico como en la Antártida.
Para aprovechar su sabiduría médica, hicimos a Veronique algunas preguntas sobre sus experiencias en estas regiones salvajes y llenas de vida salvaje.
¿Cómo se inició en la medicina?
Estudié en Amberes (Bélgica), especializándome en medicina de familia con formación complementaria en medicina de urgencias. Actualmente sigo trabajando como profesor en la Universidad de Amberes.
Pero aunque me encanta mi trabajo, de vez en cuando -bueno, unas cuantas veces al año- me llama la aventura y me embarco rumbo a los confines del mundo.
¿De dónde viene este impulso?
De niño devoraba los libros sobre grandes exploradores, y esperaba convertirme en uno de ellos algún día.
Ahora me encuentro muy cerca de esos sueños de infancia, escapando de la rutina y descubriendo lugares remotos... Pero en condiciones mucho más cómodas que los héroes de mis libros.
Es cierto que no ponían el listón muy alto en cuanto a comodidad. ¿Cuál fue su primera experiencia en las regiones polares?
Mi primera expedición fue una excursión de diez días con estudiantes de biología en Svalbard, en 2004. Nos alojamos en tiendas de campaña en la tundra, nos levantábamos todas las noches para vigilar a los osos polares, cocinábamos comidas liofilizadas y nos las comíamos con las manos congeladas.
No estaba bien preparado para este tipo de expedición: Mi ropa no era impermeable, y mi tienda y mis botas tenían goteras. Pero me enamoré por completo del Ártico.
Conocemos esa sensación. ¿Cómo surgió Oceanwide?
Intentaba encontrar una forma de ver más de estas zonas increíbles, así que envié una carta a Oceanwide pidiendo a su personal que me dieran una oportunidad como médico de a bordo. Dijeron que sí.
Eso fue inteligente de nuestra parte. Ya que ha estado en tantos viajes, naturalmente tenemos que preguntarle por algunos aspectos destacados del viaje.
¿Cuántos puedo enumerar?
Todos los que quiera. Nunca dejamos a nadie sin lo más destacado.
Bueno, esa noche que pasamos caminando sobre el hielo rápido en el mar de Ross, con el cielo amarillo y una manada de orcas observándonos. Incluso podíamos oírlas respirar
También el día que llegamos a la colonia de pingüinos emperadores de la isla de Snow Hill, que fue una experiencia absolutamente trascendental.
O aquella vez que vimos la puesta de sol en Paradise Harbour, en la Antártida. O ver la aurora boreal en Groenlandia. O aquel desembarco al amanecer en Gold Harbour, Georgia del Sur, y el largo paseo que dimos por la tundra en Svalbard.
Son recuerdos que para mí durarán toda la vida, como entrar en un documental de naturaleza, pero mejor.
¿Tiene alguna actividad favorita durante estos cruceros?
Me gustan los paseos. Son perfectos para charlar con los compañeros de viaje, y eso también forma parte del atractivo: En estos viajes y paseos se conoce a mucha gente interesante y afín de todo el mundo, y a menudo tienen historias sorprendentes que contar.
Incluso en los días de navegación, disfruto contemplando el horizonte y la vida marina desde el puente o las cubiertas exteriores. Puedo hacerlo durante horas.
Es un verdadero bálsamo para el alma, mucho mejor que cualquier medicina.
Y probablemente no podamos entrevistar a un médico de cruceros polares sin hablar al menos un poco de los mareos.
Les contaré un secreto de mi época como médico de a bordo: Soy muy empático con nuestros pasajeros cuando se marean, porque yo también me mareo a veces. A menudo hace reír a mis compañeros.
Mi consejo es que no se preocupen demasiado por los mareos.
Es una sensación bastante miserable, pero siempre pasa, y en cuanto el barco vuelve a aguas más tranquilas, te olvidas inmediatamente de ella. Mucha gente no tiene ningún problema con el mareo, pero incluso si lo tiene, después merece la pena cada segundo.
Es una promesa
Estamos totalmente de acuerdo. ¿Considera que la mayoría de los pasajeros están bien preparados para un viaje polar desde el punto de vista de la salud?
Casi todo el mundo puede unirse a un viaje, sí, pero sólo si estás razonablemente en forma. Los problemas médicos que se resuelven fácilmente en casa pueden convertirse en verdaderos problemas a bordo.
Los recursos médicos de los barcos son limitados y a menudo viajamos a lugares muy remotos sin acceso a atención hospitalaria. Es importante rellenar el formulario de información médica personal al reservar un viaje y ponerse en contacto con su agente o con la oficina de la OEX si tiene alguna duda.
Un buen consejo. ¿Algún consejo médico de última hora?
Sí, uno serio. A menudo, los pasajeros de estos viajes contraen el "virus polar", es decir, se apasionan tanto por las regiones polares que vuelven una y otra vez.
Lamentablemente, no hay cura para esto, ¡pero nunca nadie me la ha pedido!
