Una mirada retrospectiva a los buenos tiempos del año pasado
Antes de que el primer mes del nuevo año se convierta en un recuerdo lejano, y con él todo lo que ocurrió el año anterior, echemos un rápido vistazo retrospectivo a los momentos definitorios de la investigación polar de 2017. Según el British Antarctic Survey (BAS), que dirigió y formó parte de una amplia variedad de expediciones de investigación a lo largo del año pasado, estos fueron los 10 momentos científicos más destacados de 2017.
1. Los científicos publicaron un mapa del fondo marino bajo la capa de hielo de Groenlandia
Se publicó un nuevo mapa que revela el lecho rocoso y el fondo marino costero bajo la capa de hielo de Groenlandia en alta resolución. Este mapa en 3D, elaborado por investigadores polares del BAS, así como de la Universidad de Bristol y la Universidad de California en Irvine, se dio a conocer en la reunión de la Unión Geofísica Americana celebrada en Nueva Orleans. Tiene una escala de 1:3.500.000 y permite a los investigadores polares ver por primera vez la transición entre la masa terrestre y su lecho marino adyacente. Los científicos descubrieron que muchos de los glaciares que se pueden ver, que drenan la capa de hielo de Groenlandia, son más gruesos de lo que se estimaba anteriormente, con algunos de hasta 100 metros (328 pies) de espesor en algunos lugares.
2. Se descubrió que una montaña antártica es más alta de lo que se pensaba
Nuevos datos satelitales revelaron que el Monte Hope, en la Península Antártica, es 55 metros más alto que el Monte Jackson y 377 metros más alto de lo que se creía. Esta observación se hizo cuando los investigadores polares actualizaban los mapas de planificación para los pilotos que operan en la Antártida. Las antiguas mediciones se basaban en estudios realizados por tierra. Sin embargo, los nuevos mapas se realizan ahora utilizando mediciones por satélite de alta resolución que tienen una precisión de 5 metros (16 pies). Esta mayor precisión aumenta la seguridad de los vuelos en la Antártida, que son difíciles incluso en las mejores condiciones.
3. Finaliza la investigación polar sobre las larvas de krill antártico
Un equipo internacional de investigadores polares ha descubierto cómo las larvas de krill antártico utilizan el hielo marino para asegurar su desarrollo y supervivencia durante los duros inviernos en la Antártida. Los científicos del BAS, junto con sus compañeros a bordo del buque alemán RV Polarstern, observaron las larvas de krill durante el periodo invernal. Los buceadores tomaron imágenes de vídeo bajo el hielo y también recogieron larvas para estudiarlas a bordo. Los científicos también recogieron datos sobre la física y la bioquímica del océano y el hielo marino, lo que permitió obtener una imagen más completa de las estrategias de supervivencia que utilizan las larvas de krill. Esta investigación polar descubrió que el hielo compacto constituía un importante refugio para las larvas, ya que estaba libre de depredadores.
4. Se cartografiaron los flujos de calor del interior de la Tierra
Un equipo de científicos del BAS ha creado un nuevo mapa de la Antártida que muestra cuánto calor del interior de la Tierra llega a la base de la capa de hielo del continente. El mapa de alta resolución del "flujo de calor geotérmico" aumenta los conocimientos de los investigadores polares sobre este sistema poco conocido. El mapa se ha creado a partir de datos de mediciones magnéticas recogidas desde aviones que sobrevuelan la Antártida. Los visitantes de un crucero por el continente pueden sentir un poco más de calor en algunas partes, ya que se descubrieron puntos calientes bajo la Antártida Occidental y la Península Antártica. La creación del mapa no fue nada fácil, ya que las mediciones directas del calor del interior de la Tierra se ven dificultadas por los 3 - 4 km (1,86 - 2,48 millas) de hielo que cubren la superficie. Por ello, los científicos han utilizado datos magnéticos para localizar el calor, lo que ha dado lugar a un mapa con una precisión entre un 30 y un 50 por ciento superior a la de estudios anteriores.
5. Nuevas investigaciones polares arrojan luz sobre las casas de los caracoles marinos en el Ártico
Durante casi medio siglo, los científicos se han preguntado por qué los caracoles marinos de aguas cálidas son más grandes que sus primos de aguas frías. Una nueva investigación llevada a cabo por el Centro ARC de Excelencia para Estudios de Arrecifes Costeros de la Universidad James Cook de Australia, con la colaboración del BAS, ha descubierto que todo se reduce al "coste del alojamiento". Utilizando un enorme conjunto de datos que abarca 16.000 km (9.941 millas) desde las aguas de Svalbard hasta Singapur, los científicos descubrieron que los caracoles de mar son muy estrictos con sus inversiones en alojamiento, utilizando menos del 10% de su energía en el crecimiento de la concha. Esta investigación polar demostró que, en aguas frías, los caracoles tenían que trabajar más para construir sus conchas, por lo que, para economizar más energía, "construían casas más pequeñas". Para construir sus conchas, las especies marinas deben obtener materias primas del agua de mar, lo que se conoce como biomineralización. Sin embargo, la temperatura influye en la disponibilidad de estos recursos, que son más fáciles de obtener en aguas más cálidas.
Por Bernard DUPONT de FRANCIA (Caracol marino (Nerita balteata))[CC BY-SA 2.0], vía Wikimedia Commons
6. Comienzan los preparativos para un avanzado radar espacial del Ártico
El radar meteorológico espacial más avanzado se está construyendo en el Ártico gracias a una asociación internacional que cuenta con el apoyo del BAS. El radar EISCAT_3D proporcionará a los investigadores polares una herramienta para sondear la alta atmósfera y el espacio cercano a la Tierra, ayudándoles a comprender los efectos de las tormentas meteorológicas espaciales en la tecnología, la sociedad y el medio ambiente. Las tormentas solares son los motores de la meteorología espacial, y uno de los mayores retos de la ciencia de la meteorología espacial es mejorar la comprensión de cómo responden a ellas el campo magnético y la atmósfera de la Tierra. Una parte clave del radar es poder medir todo un volumen tridimensional de la atmósfera superior con un detalle sin precedentes, lo que permite a los investigadores comprender cómo las partículas energéticas y las corrientes eléctricas procedentes del espacio afectan tanto a la atmósfera superior como a la inferior.
Por Bernt Rostad de Oslo, Noruega (radar EISCAT Svalbard)[CC BY 2.0], a través de Wikimedia Commons
7. Investigadores polares descubren cómo los musgos cruzan el Ecuador
Los musgos son la flora dominante en la Antártida, pero los científicos saben muy poco sobre cuándo y cómo llegaron allí. Alrededor del 45% de los musgos de la Antártida se encuentran sólo en regiones de latitudes altas de ambos hemisferios, con una presencia casi nula en las regiones tropicales. Esta falta de distribución continua desde las latitudes bajas a las altas ha sido un enigma; incluso Charles Darwin se quedó perplejo al respecto. Investigadores del BAS y de las universidades de Cambridge, Helsinki y Turku han estudiado este patrón "bipolar" en cuatro especies comunes de musgo y han descubierto que el motor de estos patrones es la dispersión a larga distancia. Creen que se debe a una espora u otra parte reproductora que cruza el ecuador a través de los vientos o de animales como las aves migratorias. Se descubrió que tres de las cuatro especies se habían desplazado del norte al sur, y que el cuarto musgo hallado en el hemisferio norte procedía de la región antártica. Además, los científicos descubrieron que todos los musgos habían estado presentes en la Antártida mucho antes del Último Máximo Glacial (LGM, que tuvo lugar hace entre 18.000 y 20.000 años) y de glaciaciones anteriores.
Por Carloszelayeta (Autofoto)[GFDL o CC BY-SA 4.0-3.0-2.5-2.0-1.0], a través de Wikimedia Commons
8. Halladas pruebas de antiguos lagos subglaciales en la Antártida
Nuevas investigaciones polares han hallado pruebas de la existencia de grandes lagos subglaciales bajo la capa de hielo de la Antártida Occidental durante el último periodo glaciar, hace unos 20.000 años. Utilizando técnicas geoquímicas para analizar el agua atrapada en núcleos de sedimentos recuperados del fondo marino de la bahía de Pine Island, los estudios concluyeron que la zona tuvo en su día varios lagos subglaciales. El contenido de cloruro en el agua encerrada en los sedimentos indicaba que éstos se depositaron en un lago de agua dulce bajo la capa de hielo. Este hallazgo confirma datos anteriores obtenidos mediante sondeos acústicos que indicaban que cuencas profundas y canales de agua de deshielo habían erosionado la roca dura.
9. Los científicos concluyen el estudio más completo sobre la dieta de los pingüinos
Investigadores polares han concluido recientemente un estudio de 22 años de duración sobre la dieta de los pingüinos ju anitos de la Isla de los Pájaros, en Georgia del Sur. Descubrieron que estos pingüinos, una de las principales atracciones de los cruceros por Georgia del Sur, comen aproximadamente la misma cantidad de crustáceos (krill antártico) y de peces. También comen otras 26 especies de presas diferentes, como calamares, pulpos y 17 especies de peces. La composición de su dieta también varió, siendo el krill el alimento dominante durante 10 años del estudio y el pescado durante 12 años. Se observó que el éxito de la reproducción estaba estrechamente relacionado con la cantidad de krill en la dieta, y que pocos pollos salían del nido en los años en que escaseaba el krill.
10. Comienza la caza de meteoritos antárticos
Científicos de la Universidad de Manchester, con el apoyo operativo y logístico del BAS, lanzaron la primera expedición de búsqueda de meteoritos a la Antártida dirigida por el Reino Unido para encontrar pistas sobre la formación de los planetas. El objetivo de esta expedición de investigación polar es encontrar más muestras de meteoritos de hierro, poco representados, ya que éstos se forman a partir de los núcleos de planetesimales, pequeños planetas destruidos posteriormente por impactos planetarios. Aunque es poco probable que veas estos meteoritos durante tu viaje a la Antártida, no está de más que mantengas los ojos bien abiertos