PLA28-20, diario de viaje, Malvinas, Georgia del Sur y Antártida

Habíamos pasado días soñando con el viaje que nos esperaba, horas comprando, leyendo, preparando la logística, charlando animadamente con familiares, amigos, colegas y vecinos sobre nuestra atípica elección de viaje, luego pasamos horas, días, viajando en aviones, coches, autobuses... Por fin, echamos un primer vistazo al Plancius. Nos esperaba en silencio entre otros buques de expedición, el más pequeño, pero el más feroz. Su casco azul brillante contrastaba con las aguas grises del canal de Beagle, y subimos orgullosos al barco, recibidos por un cálido "¡bienvenidos a bordo!" de los miembros de la tripulación que se ocuparon de nuestro equipaje y nos indicaron el camino a nuestros camarotes. Enseguida empezamos a explorar el barco, recorriendo pasillos y cubiertas, emocionados como niños que descubren un nuevo patio de recreo. Rápidamente nos dirigimos al restaurante, la recepción, el puente o el salón del observatorio. Nos reunimos en esta última para asistir a una sesión informativa obligatoria sobre seguridad impartida por nuestro primer oficial, François. Después, nos sometimos al simulacro, simulación necesaria de la evacuación del buque en caso de emergencia. A continuación, disfrutamos de una breve presentación de la vida a bordo a cargo de la directora de nuestro hotel, Zsuzsanna, y nos presentaron al capitán del barco, Evgeny Levakov, un ruso alto que lleva 25 años navegando por las regiones polares, y al equipo de expedición. Ali, nuestra jefa de expedición, es británica. Antes de trabajar a bordo de buques de expedición, fue maestra de escuela y miembro del departamento de conservación de las Islas Malvinas durante 15 años Michael, también del Reino Unido, es el ayudante de Ali. Trabaja principalmente como guía de buceo y guía polar. El resto del equipo está formado por Andreas, glaciólogo alemán afincado en Noruega, que también traducirá al alemán en este viaje; Règis, investigador francés y especialista en aves; Johanne, oceanógrafa noruega; Chloé, francesa afincada en Noruega, donde trabaja como guía e instructora de buceo; Hélène, de Marsella (Francia), donde trabaja con aves marinas; Joselyn, botánica y ecóloga estadounidense, y Nicole, ecóloga paisajista afincada en Alemania y los Países Bajos. ¡Qué equipo tan internacional! Todos sus miembros son "bipolares": estos apasionados, gravemente infectados por el infame virus polar, ¡pasan la mayor parte del tiempo saltando de un polo a otro! Después de la cena, Ninette, la doctora del barco, está disponible en el Lounge para distribuir pastillas contra el mareo. Surgen los debates: ¿tomar medicinas o no tomarlas? Esa es la cuestión.

Nos despertamos con la voz de Ali deseándonos buenos días, y nuestra vida en el mar por fin había comenzado. Algunos estábamos en forma y listos para salir a disfrutar de la vista del mar y sentir el aire fresco y salado. Las aves marinas volaban junto al barco, surfeando el viento. Otros seguían en la cama luchando contra el mareo o simplemente acostumbrándose al balanceo y movimiento del barco. Esperemos que al final de este viaje estemos bien acostumbrados a esto, tal vez incluso lo echemos de menos cuando lleguemos a casa. Fuimos invitados al salón para asistir a una conferencia de Ali, que nos presentó las islas Malvinas. Ali vivió y trabajó en las Malvinas durante casi 15 años, por lo que era la persona perfecta para introducirnos en este archipiélago aislado del que muchos de nosotros sabíamos poco. Nos habló de la historia y la economía de las islas, así como de la flora y la fauna que podíamos ver. También nos contó lo que la llevó a las islas en primer lugar y algunas de sus experiencias como profesora itinerante en las granjas remotas de las Islas Malvinas. Ali continuó la charla un poco más, con la sesión informativa obligatoria de Zodiac que dio una visión general de nuestras operaciones Zodiac y cómo debemos embarcar y desembarcar de los pequeños botes de goma, tanto en la pasarela en el barco y en tierra. Después bajamos a recoger nuestras botas de goma para prepararnos para nuestros desembarcos mojados. El personal se aseguró de que todos tuviéramos las tallas correctas y estuviéramos listos para nuestro primer desembarco de la mañana.

Esta mañana nos hemos despertado temprano mientras navegábamos por Woolly Gut, un estrecho con un hermoso paisaje de colinas verdes que nos da la bienvenida a las islas Malvinas. Con un buen desayuno a bordo, estábamos listos para nuestro primer desembarco, en la isla Carcass. Aquí nos trasladaron a una playa en un lado de la bahía para visitar una colonia de pingüinos, seguida de una tranquila caminata alrededor de la bahía hasta un pequeño asentamiento antes de regresar al barco. Los que quisimos disfrutar de este increíble lugar desde el asentamiento tuvimos la oportunidad de que nos llevaran directamente allí. Al llegar, enseguida nos dimos cuenta de la rica fauna que habita estas islas. Varias aves de diferentes especies nos daban la bienvenida, algunos pájaros Tussac y Chochín malvineros se acercaron mucho y estaban ocupados recogiendo trozos de algas que yacían a lo largo de la playa. Más hacia el interior caminando por un paisaje abierto cubierto de hierba había más especies de aves de las Malvinas a lo largo del camino incluyendo Caranchos, Ostreros, Gansos de las tierras altas, Patos crestados, Agachadizas magallánicas y Pingüinos magallánicos anidando en sus madrigueras. Por todas partes se movían diferentes especies de aves y hacían sus ruidos únicos, toda una experiencia. Llegamos a la colonia de Pingüinos juanitos, donde los polluelos ya eran bastante grandes y corrían detrás de sus padres. Esta es una forma que tienen los padres de decirles que pronto tendrán que cuidar de sí mismos. Al pasar junto a más aves y Pingüinos magallánicos paseando, echamos un vistazo a la playa de este lado de la isla. Una preciosa playa de arena blanca donde los Pingüinos magallánicos se divertían en las pequeñas olas de crucero. La caminata continuó por un pequeño sendero alrededor de la bahía donde descubrimos aún más especies de aves. Y cuando por fin llegamos al asentamiento, nos tenían preparada una mesa llena de varios pasteles y galletas y café y té. Lo sabíamos de antemano, pero aún así nos sorprendió lo bonito que estaba todo. Nos quitamos los jerseys y las chaquetas, no esperábamos que hiciera tanto calor. Bajo el sol y con vistas a algo que parecían palmeras bien podríamos haber estado en unas vacaciones tropicales. De vuelta al barco nos sirvieron la comida, aunque ya estábamos un poco llenos de tanto pastel. Y nos dirigimos al siguiente lugar del programa. Debido a las condiciones del viento, Ali decidió cambiar el lugar de desembarco a West Point, una bahía más protegida para el viento. Mientras esperábamos junto a la pasarela a que nos llevaran a tierra, pudimos ver algunos delfines de Commerson jugando junto al barco, parecía que les gustaban las zodiacs y que las seguían cuando aceleraban. En tierra caminamos por una corta ladera y obtuvimos una vista de un paisaje de verde vegetación. Un corto paseo en el viento nos llevó a un borde del acantilado donde Albatros ojerosos estaban anidando con sus polluelos en el suave plumón gris. Estaban rodeados de Pingüinos saltarrocas con sus polluelos saltando sobre las rocas. Otro extraordinario espectáculo de actividad, los albatros despegando y volando en círculos, a veces justo por encima de nuestras cabezas. Pasamos un buen rato observando su comportamiento e interrelación.

El sol brillaba esta mañana. A las 8:30 todo el mundo estaba listo para un agradable aterrizaje en Stanley, la capital de las Malvinas. Esta pequeña ciudad está llena de colores. Nada más llegar al embarcadero, nos invitaron a visitar el "centro de visitantes", donde podíamos encontrar mapas e información sobre Stanley. Después, cada uno era libre de pasear por sus calles. Encontramos tiendas y cafés a lo largo de la calle principal que seguía la línea de la costa. Un poco más allá pudimos visitar un interesante museo sobre la historia de Stanley y las Malvinas. Pudimos ver algunas reconstrucciones del interior de la casa en el asentamiento y tiendas de principios del siglo pasado. Arriba, pudimos visitar la parte marina y de vida salvaje del museo. Nos dimos cuenta del tamaño de los animales que vimos por allí. Vimos la mandíbula de una foca leopardo y de un elefante marino. Impresionante Luego había una maqueta de los famosos barcos que llegaron a las Malvinas durante los últimos siglos. Después, volvimos al barco para disfrutar de un agradable almuerzo a bordo. Por la tarde, el barco ya navegaba hacia Georgia del Sur. Michael nos dio una impresionante conferencia sobre la guerra de las Malvinas. Nos explicó cómo se vio envuelto en el conflicto entre soldados británicos y argentinos cuando tenía 20 años y trabajaba en un barco de la marina británica. A continuación, seguimos observando el exterior y buscando animales en los alrededores del barco o disfrutamos de una taza de té antes de resumir la jornada.

Tras una buena noche de descanso, nos despertamos de nuevo en el mar, camino de la escarpada isla de Georgia del Sur. Para ayudarnos a comprender lo que nos esperaba, Ali nos dio una conferencia en la que compartió con nosotros una visión general de la historia natural y cultural de la isla, con muchas ideas especiales basadas en el tiempo que pasó trabajando y viviendo en ella. A continuación, nos pusimos manos a la obra: ¡la bioseguridad! Para no llevar plantas no autóctonas o incluso posibles enfermedades a los lugares especiales que visitamos, tenemos que asegurarnos de que todo nuestro equipo esté libre de semillas y suciedad antes de llegar. Así que, después de una sesión informativa de Ali para explicar la necesidad y el proceso, vinimos en grupos al salón con toda nuestra ropa exterior (¡e incluso botas!) para aspirar los bolsillos, el velcro, la malla... cualquier cosa y en cualquier lugar que pudiera atrapar una semilla o suciedad. Había un montón de clips y pinzas a mano para ayudar a limpiar las pequeñas grietas de las botas y la malla de las mochilas... ¡era increíble la cantidad de cosas que podían esconderse ahí y lo difícil que era verlas! Muchos aventureros ávidos tuvieron que dar marcha atrás varias veces para que les limpiaran más o les restregaran las botas, pero al final todos "pasaron" un control del personal y firmaron el papel oficial que indicaba que su equipo estaba limpio y listo para entrar en Georgia del Sur. Fue un largo proceso que continuó antes y después del almuerzo... pero finalmente todos estábamos listos para relajarnos y ver uno de los documentales de la BBC Frozen Planet y disfrutar de un poco de té por la tarde. Después de contemplar el océano desde las ventanas del salón, o incluso de pasar un rato en cubierta, el equipo hizo una pequeña recapitulación antes de decir "bon appetit" y disfrutar de otra excelente comida preparada por el equipo de cocina.

Esta mañana, disfrutamos de un desayuno tranquilo, ya que sabíamos que no teníamos que vestirnos con nuestras capas para el desembarco o el crucero en zodiac. El personal nos tenía preparadas varias charlas para mantenernos ocupados. Régis nos enseñó sobre los pingüinos para que pudiéramos aprender más sobre las diferentes especies que esperábamos ver durante nuestro viaje. Jocelyn nos habló de la adaptación de plantas y animales para entender cómo puede sobrevivir la vida en un entorno extremo como la Antártida. A continuación, Johanne nos habló de las corrientes oceánicas. A las 16.30 se proyectó en el salón un documental de la BBC sobre la Antártida y las islas subantárticas, comentado por el legendario David Attenborough, lo que no hizo sino aumentar la expectación ante los días que se avecinaban. Por último, a las 18.15 horas comenzó la habitual sesión informativa diaria. Hélène nos dio una interesante charla sobre el impacto de los animales invasores en lugares remotos. Le siguió un documental obligatorio del Gobierno de Georgia del Sur sobre nuestra responsabilidad como visitantes de la isla. El vídeo estaba a punto de terminar cuando, de repente, un grito en el salón: "¡ORCA!". ¡El barco estaba rodeado de Orcas! Las Orcas son el miembro más grande de la familia de los delfines y pueden medir hasta 8 metros. Todos salimos corriendo para verlas jugar en la proa del barco. Sorprendentemente, algunas tenían una coloración marrón amarillenta. De hecho, su color se debe a una gruesa acumulación de diatomeas en su piel. Por si el espectáculo no fuera suficientemente asombroso, un par de Rorcuales comunes también se unieron al espectáculo. La cena se sirvió a las 19.00 horas, con lo que terminó el programa formal del día. No hubo mucha gente que se quedara hasta tarde, ya que todos queríamos estar frescos y preparados para nuestro primer desembarco en Georgia del Sur mañana.

Hoy era el día de nuestra primera visita a Georgia del Sur. Estábamos impacientes por ver la espectacular vida salvaje que alberga esta isla. Se suponía que Salisbury Plain iba a ser nuestro primer desembarco, pero debido a las condiciones de viento y oleaje hicimos en su lugar un crucero en zodiac. Incluso desde las zodiacs pudimos observar la abundancia de vida en la playa y en el agua. Pingüinos reyes y focas peleteras estaban repartidos por toda la playa, algunos durmiendo, otros peleándose y otros alimentándose en el agua. Había guarderías de pequeños lobos marinos jugando entre las olas. Las aves marinas también hacían de las suyas y contribuían a la espectacularidad del paisaje. De vez en cuando soplaban vientos catabáticos procedentes de los glaciares que nos golpeaban en la cara, y al momento brillaba el sol y la atmósfera volvía a cambiar. Después de comer, por fin llegamos a tierra y pudimos ver de cerca la vida salvaje. Los guías nos llevaron a tierra utilizando desembarcaderos de popa, en los que las zodiacs giraban al llegar a la playa para evitar que las olas rompieran aplastando la zodiac. Tuvimos que ser rápidos y escuchar las órdenes de Ali para salir de la zodiac en los momentos más tranquilos entre las olas más grandes que golpeaban la playa. Una vez en tierra nos encontramos en medio de un grupo de focas peleteras, algunas de las crías eran bastante duras intentando ahuyentarnos. De repente, un desfile de Pingüinos reyes pasó junto a nosotros y, de nuevo, los lobos marinos. Fue una experiencia muy especial estar tan cerca de estos animales del lejano sur. Caminamos a lo largo de la playa para descubrir aún más focas peleteras y pingüinos reyes, algunos elefantes marinos dormían en una zona cubierta de hierba. Siguiendo los postes rojos colocados por los guías, cruzamos una llanura llena de lobos marinos y pingüinos reyes esparcidos antes de terminar junto a la principal colonia de pingüinos reyes. ¡Y qué espectáculo! Pingüinos reyes juntos hasta donde alcanzaba la vista, todos ocupados en algo o molestando a sus vecinos. Resultaba bastante extraño pensar en cómo transcurre toda esta vida en este remoto lugar mientras nosotros vivimos nuestras vidas humanas por todo el mundo. Fue como meterse en uno de los episodios del planeta Tierra de David Attenborough. De vuelta al barco, llegamos justo a tiempo para que se levantara el viento y aparecieran nubes oscuras. Fue un primer día maravilloso en Georgia del Sur.

Nos despertaron a las 6.30 cuando el Plancius fondeó frente a la bahía de St. Todos nos sentimos aliviados cuando Ali nos dijo que el desembarco seguiría adelante. La playa puede ser difícil de desembarcar, ya que las grandes marejadas a menudo crean un enorme oleaje y los vientos catabáticos procedentes de los glaciares y las montañas son habituales. Seguimos una ruta señalizada hasta las morrenas que dominan la principal colonia de Pingüinos reyes. A medida que ascendíamos por la última pendiente hasta el mirador, aumentaba el ruido de los pingüinos. Una vista alucinante: Miles de pingüinos y polluelos extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista. La bahía de San Andrés alberga más de 300.000 parejas de pingüinos reyes Por la tarde, descubrimos Grytviken, la primera estación ballenera de Georgia del Sur Antes de desembarcar, tuvimos que pasar un severo control de bioseguridad. Tras una breve sesión informativa a bordo a cargo de los representantes de Georgia del Sur, nos llamaron por cubierta en la pasarela para que buscaran cuidadosamente posibles semillas en nuestros velcros y bajo nuestras botas. Pasamos el control con éxito y por fin pudimos visitar este lugar tan especial. Primero tuvimos tiempo para visitar el Museo de Georgia del Sur. Las exposiciones abarcaban todos los aspectos del descubrimiento de la isla, la industria de la caza de focas y ballenas y la historia marítima y natural. Después nos invitaron a seguir una visita guiada por el asentamiento histórico. Fue fascinante pasear por la estación ballenera oxidada y en decadencia e imaginarnos cuando estaba en activo. Terminamos nuestra visita en el cementerio, frente a la tumba de Shackleton. Ali coordinó felizmente el brindis con whisky por "el jefe", conmemorando la increíble resistencia y mentalidad aventurera de estos dos hombres. Y después de un día así, ¡qué mejor que comer en cubierta, deleitándonos con una deliciosa comida a la barbacoa!

Cuando nos despertamos, el Plancius estaba fondeado en medio de la bahía de Godthul. Tras el desayuno, el equipo de expedición nos esperaba en la pasarela para un crucero en zodiac. Una vez a bordo, navegamos con nuestros guías a lo largo de la costa hacia el exterior de la bahía. Estábamos entonces expuestos al oleaje del mar abierto. Esto no nos impidió disfrutar de un magnífico panorama. A medida que avanzábamos, nos acercamos a una colonia de cormoranes moñudos del sur, y luego a gaviotas cocineras agrupadas en un escarpe rocoso. Lo más destacado de la salida fue sin duda la posibilidad de descubrir una nueva especie de pingüino por primera vez en el viaje. Frente a nosotros, cientos de Pingüinos macarrones se afanaban en descender por grandes planicies rocosas desde las que parecían no dudar en zambullirse para alcanzar mar abierto y capturar el alimento necesario para sus polluelos. El oleaje que a veces bañaba la zona hacía caer a la mayoría, lo que no parecía molestarles para nada. A medida que retrocedíamos, pudimos ver la imponente y visiblemente ocupada colonia emergiendo entre la vegetación. Poco después, algunas zodiacs atrevidas se aventuraron en una cueva batida por el oleaje. A nuestro regreso, entramos en una pequeña cala que albergaba elefantes marinos y osos marinos. Un Albatros ahumado nos hizo el honor de sobrevolarnos. De vuelta al barco, llegó la hora de comer. Por la tarde, partimos del mismo lugar pero esta vez desembarcamos en tierra para una caminata que llevó a los más valientes hasta un suntuoso mirador que abrazaba el mar abierto y descubría la costa. Los menos atrevidos aprovecharon para ver las colonias de pingüinos de Papúa e incluso un soberbio lago a menor altitud. Tras esta ascensión, llegó la hora de que Ali y su equipo recuperaran el día. Una vez terminada la comida, ¡nos esperaba un merecido descanso!

Eran las 5 de la mañana y el despertador sonaba al alba esta mañana, para aprovechar la luz matinal. El tiempo era un poco caprichoso. Esperábamos desembarcar en Gold Harbour para hacer una última escala en Georgia del Sur. Después de que una primera zodiac desembarcara en la orilla, se decidió cancelar el desembarco, ya que las condiciones se estaban deteriorando. Sin embargo, disfrutamos de la vista del glaciar y de la bahía, con los numerosos pingüinos reyes y elefantes marinos a la vista. Disfrutamos del desayuno a bordo con algunas aventuras que contar. Más tarde, por la mañana, llegamos a la bahía Cooper. Esta vez aprovechamos un crucero en zodiac para acercarnos a una gran colonia de Pingüinos macarrones. Un flujo continuo de pingüinos subía por la ladera. Los pingüinos buscan un lugar alejado de los depredadores para anidar, pero también despejado de nieve. Son capaces de trepar grandes distancias por las rocas. En el fondo de la colonia nadaban muchos osos marinos. El viento era fuerte y el oleaje potente. Tras una buena comida a bordo, entramos en el fiordo Drygaslki. Navegamos a lo largo de los glaciares hasta el final del fiordo. Esta vez el cielo azul y el sol habían vuelto. El viento había amainado. Pudimos ver algunas focas de Weddel en el borde del fiordo, y petreles nivales. Nos quedamos en el extremo del fiordo para contemplar el glaciar y las distintas formaciones geológicas. Luego, a media tarde, empezamos a navegar hacia el sur, hacia las Orcadas del Sur.

Tras una noche de celebración -¡qué bien lo pasamos en Georgia del Sur! -muchos de nosotros agradecimos una noche tranquila en el mar que nos permitiera descansar bien. La mañana trajo otra buena conferencia del equipo: Chloe nos dio una idea de la variedad de vida que flota en el agua a nuestro alrededor. Fue interesante ver fotos de estos organismos, a menudo microscópicos, para poder apreciar la diversidad y abundancia de estas pequeñas criaturas marinas. Aunque si alguna vez nos olvidamos del plancton, ¡siempre podemos volver a ver el krill en Happy Feet 2! Tras una breve pausa para el té, Ali nos llevó de nuevo a la sala para la sesión informativa obligatoria de la IAATO sobre la Antártida y cómo debíamos comportarnos como visitantes. No era tan diferente de Georgia del Sur, excepto por la idea de las autopistas de pingüinos y asegurarse de que no bloqueamos su camino hacia el mar o de vuelta al nido para alimentar a sus polluelos. Y, por supuesto, al ir a un lugar nuevo, tuvimos que volver a hacer controles de bioseguridad... ¡otra fiesta del vacío! Aunque esta vez fue más fácil, ya que todos sabemos que las cosas tienen que estar limpias, así que fue bastante rápido llevar nuestro equipo a la sala, buscar rápidamente semillas y suciedad, y hacer que un miembro del personal lo comprobara y autorizara todo antes de volver a firmar que habíamos hecho nuestra parte para evitar la introducción de plantas y enfermedades no autóctonas en la Antártida. Una vez terminadas las "tareas domésticas", nos relajamos en el salón viendo otro de los episodios de Frozen Planet de la BBC, mientras nos asomábamos por las ventanas en busca de pájaros y ballenas. ¡Qué manera tan agradable de pasar la tarde! Nuestra recapitulación diaria nos preparó para el posible desembarco de mañana en las Islas Orcadas del Sur, y Ali compartió con nosotros algunas imágenes y recuerdos de su tiempo viviendo en Georgia del Sur como jefa de correos. Fue agradable ver el paisaje invernal -¡mucha nieve! -y hacernos una idea de cómo sería salir a caminar e incluso acampar en lugares más remotos... ¡no apto para cardíacos! Después de otra excelente comida preparada por el equipo de cocina, fue fácil elegir entre compartir historias y fotos en el bar o escabullirse a la cabaña para descansar, sabiendo que mañana tendríamos otra oportunidad de explorar.

Por la mañana desembarcamos en Shingle Cove, un lugar con una enorme variedad de cosas que ver. Desde glaciares hasta Pingüinos de Adelias, este desembarco no nos decepcionó. Abandonamos el barco con mucho viento, pero como Ali predijo, pronto amainó. Luego empezó a nevar, lo que supuso una buena introducción a la Antártida. La playa de desembarco era rocosa y tenía bastantes focas peleteras y un par de elefantes marinos. Pasamos junto a ellos de camino a la lengua de hielo del glaciar que descendía hacia el mar. El glaciar tenía una bonita corriente de agua derretida y el hielo era muy fotogénico en la playa. Después de explorar la zona marcada, fuimos a dar un paseo hasta la colonia de Adelia, donde vimos principalmente aves jóvenes al final de la pérdida del plumón. Eran bastante cómicos con sus mechones de plumón en la parte superior de la cabeza. Entre los pingüinos había polluelos de Skua, pequeñas bolas de pelusa muy diferentes de las aves adultas. Demasiado pronto llegó la hora de volver al barco para comer. Después de comer disfrutamos de nuestro tránsito por los grandes icebergs, algunos de ellos realmente enormes. Más tarde tuvimos conferencias sobre Shackleton en inglés y alemán. Para terminar otro día, disfrutamos de nuestra recapitulación diaria con Ali y el equipo. Otro gran día con una tarde relajante.

Hoy la mañana ha empezado con Chloé hablándonos de las ballenas, de la diferencia entre las ballenas barbadas y las dentadas, de cómo cantan y pueden oírse a grandes distancias en el mar, e incluso hemos aprendido que el esperma de los animales grandes es más pequeño que el de los pequeños. La mañana continuó con la observación de ballenas desde las cubiertas, con los pingüinos entretenidos entre las salidas a la superficie de las ballenas. Nos acercábamos a Point Wild, donde la tripulación de la expedición naufragada Endurance de Sir Ernest Shackleton acampó durante cuatro meses. Pudimos ver el busto del capitán Pardo, que dirigió el rescate de los hombres de Shackleton. Fue bastante asombroso presenciar este lugar salvaje y áspero pensando en cómo era posible que estos hombres pudieran sobrevivir aquí viviendo de pingüinos y manteniendo las esperanzas. Después de una evaluación adecuada de las condiciones del oleaje, el capitán y Ali decidieron probar a bajar la zodiac, y por suerte para nosotros salió bien. Pudimos disfrutar de un crucero en zodiac alrededor del Point Wild y a lo largo del glaciar. El gran oleaje hizo que la experiencia fuera muy especial al estar a la intemperie cabalgando las olas y viéndolas chocar contra los acantilados. Los Pingüinos barbijos se reunían alrededor de los escarpados acantilados y de vez en cuando algunos de ellos hacían el valiente salto a las olas. Algunos de nosotros también pudimos ver una foca leopardo entre los picos de las olas, a veces demasiado cerca para nuestras preferencias. Al final del crucero se produjo un pequeño desprendimiento del glaciar, cayendo trozos al mar y haciendo eco en la bahía. Tras un almuerzo algo tardío, volvimos a navegar con el barco balanceándose suavemente de un lado a otro. Hélène y Régis nos invitaron al salón para compartir con nosotros su experiencia de invernada en la isla subantártica de Kerguelen.

El día empezó de maravilla. Nos despertamos rodeados de icebergs tabulares para unos, y de formas más originales para otros. Sin viento, estábamos fuera haciendo fotos cuando aparecieron las Orcas. Después nos sirvieron el desayuno y nos preparamos para pisar la isla Paulet. Otra isla grabada en la historia, que fue el hogar de la tripulación sueca del barco "Antarctic" atrapado en el hielo y aplastado en 1903. Esta isla volcánica era preciosa. Alberga una enorme colonia de Pingüinos de Adelia. Muchos polluelos revoloteaban alrededor. Otros descansaban sobre los restos de la cabaña que dio cobijo a la expedición durante la invernada forzosa. Pasamos tres horas observando las aves y disfrutando del hermoso paisaje. El espectáculo era interminable. Terminamos la mañana con un minicrucero en zodiac que nos permitió acercarnos a los icebergs sobre los que estaban posados los pingüinos. Tras otra buena comida a bordo, tuvimos tiempo de tomarnos un descanso mientras navegábamos hacia la siguiente escala. Por la tarde, desembarcamos en el acantilado Brown. Por suerte, con las zodiacs pudimos abrirnos paso entre los icebergs y los trozos de hielo que se acumulaban frente a la playa. Algunos hicimos una magnífica excursión hasta el glaciar con Andreas, que nos dio muchas explicaciones sobre los glaciares y sus formaciones. Mientras tanto, otros seguían disfrutando de la presencia de pingüinos papúa y Adelia en gran número en la playa. ¡El final de la tarde fue fresco! Empezó a nevar, pero eso no impidió que muchos de nosotros nos metiéramos en el agua La zambullida polar fue para los más valientes Todo el mundo se alegró de volver a bordo para disfrutar de una ducha caliente antes de la cena. Después de la comida, tuvimos la presentación del programa para el día siguiente. ¡Era hora de ordenar las fotos del día!

Hoy ha sido un día de expedición al mar de Weddell Empezamos el día visitando la isla Devils. La isla debe su nombre a su forma: los dos picos situados a ambos extremos de la isla, separados por un valle bajo, parecen cuernos. Las zodiacs tuvieron que hacer slalom entre numerosos trozos de hielo para llevarnos al lugar de desembarco. Una vez en tierra, caminamos por la costa para acercarnos a las 15.000 parejas de pingüinos Adelia. Algunos cruzamos la isla para ver el cabo Well Met y los más valientes subieron a la cima del pico suroccidental. Michael experimentó con la fotografía infrarroja que revela las temperaturas de los pingüinos en relación con su entorno. Por la tarde, el Plancius se dirigió hacia el sur por el mar de Weddell. La mayoría de nosotros estábamos fuera en las cubiertas disfrutando del buen tiempo y del paisaje cuando un par de ballenas hicieron su aparición alrededor del barco. Primero pasaron graciosamente un par de Orcas. Luego fue el turno de las Yubartas para continuar el espectáculo. Las jorobadas se identifican fácilmente por su evidente joroba en la base de las aletas dorsales. Pudimos observarlas respirar tranquilamente en la superficie. De vez en cuando se sumergían mostrándonos sus grandes e impresionantes aletas de la cola. Cada individuo tiene dibujos únicos en los bordes de salida y en la parte inferior de las aletas de la cola. Los científicos utilizan esta particularidad para su fotoidentificación. Mientras continuábamos nuestro crucero rodeados de enormes icebergs, Zsuzsanna nos sorprendió con un delicioso chocolate caliente en la cubierta. El paisaje que nos rodeaba era surrealista. Nos sentíamos tan pequeños al lado de los grandes icebergs tabulares. Después de cenar, algunos pasajeros y miembros del personal se reunieron en el bar, donde aún pudimos observar algunas Yubartas alrededor del barco. Había pasado otro día en la Antártida.

Este lunes fue probablemente un poco más especial que los demás. Era nuestro último día antes de navegar a través del Pasaje de Drake. Así que todo el mundo estaba decidido a aprovechar al máximo este día para concluir este magnífico viaje por todo lo alto. Durante la noche, el barco se dirigió a las Shetland del Sur y aquí quedó anclado frente a la isla Halfmoon, objetivo de nuestra excursión matinal. Para hacernos disfrutar por última vez de la fauna típica de estas regiones, nuestros guías optaron por una excursión en la parte salvaje de la isla, ya que la otra parte está ocupada por una base argentina. A su vez, las zodiacs nos dejaron en una oscura playa de guijarros desde la que partimos para explorar zonas más altas y luego cambiar al otro lado. Durante este corto trayecto, nos movimos entre rocas dentadas y laderas de canchales, cruzándonos con algunos Pingüinos barbijos aquí y allá, ocupados siguiendo su camino, algunos con plumaje inmaculado volviendo de su sesión de pesca para traer comida para sus polluelos, otros más... sucios, bajando de la colonia y probablemente impacientes por poder hacer un poco de ¡toi let! De vuelta al nivel del mar en el otro lado, descubrimos un espléndido panorama. Unos metros más adelante, después de cruzarnos con algunos machos de foca peletera demasiado ocupados durmiendo, nuestros guías habían establecido un mirador para admirar una colonia de Pingüinos barbijos. Los numerosos polluelos esperaban el regreso de sus padres, sobre un suelo algo pegajoso, presintiendo el final de la temporada de cría... Entre ellos, se escondía un "intruso". Un Pingüino macarrones. Regularmente observado aquí, parece volver a su colonia adoptiva cada año. Es tan diferente, con sus garzas amarillas y su pico ancho, que se le localiza rápidamente. Más abajo, en la orilla, una Foca de Weddell buscaba su sitio entre las rocas y las algas para prepararse para la siesta. De vuelta al punto de desembarque, tras fregar y limpiar nuestras botas, todos regresamos al barco para disfrutar de una buena comida. El trayecto hasta el lugar previsto para la tarde no era largo. Así pues, el barco se posicionó rápidamente para nuestro nuevo objetivo: Yankee Harbour. Una lengua de tierra avanzaba hacia el mar, creando una bahía resguardada por la que llegamos a una playa en zodiac. A partir de ahí, había muchas opciones. Ir a la derecha hasta la punta para observar elefantes marinos y focas peleteras, ir a la izquierda para unirnos a las colonias de Pingüino juanitos y sus curiosísimos polluelos, pararnos a fotografiar una foca leopardo dormida en el hielo varada en la bahía... O simplemente sentarse en algún lugar y empaparse del ambiente, de los paisajes, una última vez, disfrutar al máximo. Cuando volvimos a bordo, Ali y su equipo nos recibieron para el resumen diario. ¡Aprendimos más sobre la inteligencia de las aves con Régis, el vulcanismo de las Shetland con Andreas, y el estado del mar en el paso de Drake con Ali!

Mientras navegábamos de vuelta por el Pasaje de Drake, la vida a bordo tomó un nuevo ritmo. Nada de despertarse temprano. Se acabaron las prisas en los pasillos con chalecos salvavidas y bolsas para el desembarco. La mayoría de nosotros mirábamos nuestras fotos y pensábamos en todos los buenos recuerdos que habíamos tenido los últimos 17 días. Hoy, mientras Plancius se movía lentamente, el equipo de expedición preparaba una serie de conferencias. Por la mañana, Ali hizo una presentación muy interesante sobre las increíbles vidas de las primeras mujeres en la Antártida. Algunas de las mujeres tenían un carácter increíblemente fuerte para poder apoyar a sus maridos mientras exploraban territorios desconocidos. Por la tarde, Jocelyne nos habló del año que pasó en el polo sur y de la logística en la base durante los pocos meses de invierno en los que la base está completamente aislada del resto del mundo. A última hora de la tarde, Michael describió la vida submarina en el Océano Antártico y lo que los submarinistas pueden ver durante las inmersiones en la Antártida. A continuación disfrutamos de una cena muy agradable. Durante la cena, nuestra Directora de Hotel, Zsuzsanna, presentó al personal de cocina y limpieza. Una buena forma de descubrir al personal oculto y los trabajos importantes para la vida a bordo.

Esta mañana nos hemos despertado con una llamada especial. Adame y su madre Julia nos desearon una buena mañana y nos agradecieron a todos por un gran viaje antes de cantar juntos una canción para despertarnos. Una bonita manera de empezar el último día de navegación por el Pasaje de Drake. Entramos en el canal de Beagle y por fin pudimos ver tierra argentina. Régis dio una conferencia sobre aves marinas y pudimos disfrutar de un rato observando el paisaje desde el Lounge o desde las cubiertas exteriores sintiendo la brisa marina y el aire salado y viendo pasar las aves marinas. Por la tarde nos invitaron de nuevo al salón para un concurso de preguntas relacionadas con lo que habíamos visto y aprendido en este viaje. El equipo ganador fue el Aliphant Seals por la mejor puntuación, y por el nombre de equipo más creativo, Los Bilinguins fueron los ganadores. Antes de la cena, para nuestro último resumen, todos alzamos nuestras copas de champán con nuestro querido capitán Evgeny Levakov, para un último brindis por nuestra gran aventura. Ali había creado un pase de diapositivas de todas nuestras experiencias únicas en las Malvinas, Georgia del Sur y la Península Antártica.

Hoy nos despertó la última llamada de atención de nuestro Jefe de Expedición Ali y nos preparamos para desembarcar en Ushuaia. Los últimos 18 días nos han llevado en un viaje revelador a las Islas Malvinas, Georgia del Sur y el continente helado de la Antártida, y nos han permitido echar un breve vistazo a un entorno que la mayoría nunca verá. Todos hemos tenido experiencias ligeramente distintas, pero sean cuales sean los recuerdos, ya sea nuestra primera vez a bordo de zodiacs, caminando con botas de goma, viendo enormes icebergs o haciendo nuevos amigos, son recuerdos que nos acompañarán el resto de nuestras vidas. Distancia total recorrida en nuestro viaje 3429 millas náuticas Punto más meridional: 64o 20' 1" S, 056o 29' 7" O En nombre de Oceanwide Expeditions, el capitán Evgeny Levakov, el jefe de expedición Ali Liddle y toda la tripulación y el personal, les damos las gracias por viajar con nosotros y les deseamos un buen viaje de vuelta a casa.