Ocho datos fundamentales sobre los osos polares
Los osos polares se distribuyen por toda la región ártica en 19 subpoblaciones: Alaska, Canadá, Groenlandia, Noruega y Rusia. En estas zonas, los osos polares prefieren los bordes de la banquisa, donde interactúan las corrientes y el viento. En estas zonas, el patrón continuo de fusión y recongelación crea manchas de hielo y pistas, que son espacios abiertos en el mar entre el hielo marino.
1. Los osos polares son viajeros
Durante el año, a medida que el hielo marino avanza y retrocede, los osos polares pueden viajar lejos para encontrar alimento en las aberturas del mar. Como los osos polares viven de los caprichos del hielo marino, no tienen territorios como otros grandes carnívoros. Cuando un oso polar joven crece, puede viajar más de 1.000 km (600 millas) para establecerse en un territorio distinto del de su madre.
Los científicos creen que la propia zona de campeo puede abarcar cientos de kilómetros. Un oso rastreado por satélite recorrió casi 5.000 km, desde la bahía de Prudhoe, en Alaska, hasta Groenlandia, y luego regresó a la isla de Ellesmere, en Canadá, antes de volver a Groenlandia.
2. Adaptarse al frío es un talento del oso polar
Los científicos creen que el oso polar evolucionó a partir de un antepasado común del oso pardo hace entre 350.000 y 6 millones de años. Tras ramificarse, los antepasados del oso polar moderno tuvieron que adaptarse a vivir en condiciones frías a medida que se desplazaban hacia el norte.
El pelaje del oso polar es denso y aislante y está rematado por pelos de longitud variable. El pelaje es tan aislante que impide casi por completo la pérdida de calor. De hecho, los machos adultos corren peligro de sobrecalentarse cuando corren.
La mayoría de los viajeros que tienen la suerte de verlos en movimiento durante los cruceros por el Ártico suelen verlos caminando a un ritmo conservador de unos 5 km/h (3 mph).
3. El pelaje de los osos polares no es blanco
El pelo de los osos polares no tiene pigmentos y es transparente, con un núcleo hueco que dispersa y refleja la luz. Los osos polares parecen blancos puros cuando están limpios y bajo la luz del sol de ángulo alto. Son especialmente blancos justo después de la muda, que suele producirse en primavera y termina a finales de verano. Antes de la muda, los aceites acumulados en su pelaje por las focas que comen pueden darles un aspecto amarillento.
Bajo el pelaje, los osos polares tienen una piel negra y caliente sobre una gruesa capa de grasa. La capa de grasa puede llegar a tener casi 11,5 cm de grosor. De esta capa de grasa dependen los osos polares para mantenerse calientes cuando están en el agua, ya que el pelaje mojado es un mal aislante.
4. Los osos polares saben andar con pies de plomo
Los osos polares están adaptados para desplazarse por el Ártico sin resbalar ni chocar contra el fino hielo. Sus patas, que pueden medir hasta 30 cm de ancho, les ayudan a pisar el hielo, lo que les permite separar mucho las patas y bajar el cuerpo para distribuir uniformemente su peso. Las almohadillas de la parte inferior de cada pata están cubiertas de pequeñas protuberancias blandas llamadas papilas, que permiten al oso polar agarrarse al hielo y no resbalar.
Sus garras también ayudan a caminar sobre el hielo, ya que cada una mide más de 5 cm de largo (2 pulgadas) y se agarra a la superficie resbaladiza. Gracias a su capacidad para agarrarse al hielo, los osos polares pueden alcanzar velocidades de hasta 40 km/h a través de él.
5. Las focas constituyen la dieta preferida de los osos polares
Los osos polares pasan gran parte de su tiempo cazando para alimentarse, pero el éxito no está garantizado. Las focas anilladas y barbudas son las presas preferidas para mantener su gruesa capa de grasa. Cuando los osos polares están en forma y sanos, sólo comen la grasa y la piel de la foca. Suelen dejar el cadáver para los carroñeros, como zorros árticos, cuervos y otros osos. Aunque los osos polares no se alimentan exclusivamente de focas, son su fuente de nutrientes más idónea.
6. Los osos polares dan prioridad a sus crías
Las osas polares preñadas necesitan comer mucho durante el verano y el otoño para acumular reservas de grasa suficientes para sobrevivir al periodo de madriguera. Durante los meses de octubre y noviembre, la hembra busca guaridas de maternidad. La mayoría de estas guaridas están en tierra, donde se acumula la nieve, y pueden incluir lugares como acantilados costeros, orillas de ríos o crestas de presión en el hielo marino.
La osa polar suele parir cachorros de menos de 1 kg de peso entre noviembre y enero. Los amamanta hasta que pesan entre 9 y 13 kg antes de salir de la madriguera en marzo o abril. Tras salir, los cachorros permanecen con sus madres unos dos años. A lo largo de su vida, una hembra puede tener cinco camadas, una de las tasas de reproducción más bajas de cualquier mamífero.
7. Se necesita mucho sueño para mantener a un oso polar
Los científicos han podido grabar la vida desde la perspectiva del oso polar utilizando cámaras de collar. Estas grabaciones han permitido comprender cómo emplean su tiempo y energía los osos polares de las zonas de hielo estacional -es decir, aquellas en las que el hielo marino se derrite por completo en verano- cuando se ven obligados a vivir en tierra. Las grabaciones se combinan con los datos recogidos por un acelerómetro que mide los cambios de movimiento, lo que permite a los científicos ver qué hacen los osos polares en tierra y cuántas calorías gastan.
Hasta ahora, los datos han revelado que los osos polares pasan el 78% de su tiempo descansando, el 8% comiendo bayas, el 4% caminando y el 10% realizando otras actividades, como beber y asearse. Los datos también revelan que los osos polares son más activos por la mañana, entre las 7.00 y el mediodía, y menos por la tarde, entre las 17.00 y las 20.00 horas.
8. Se puede extraer ADN de la huella de un oso polar
Aunque este dato se refiere menos a los osos polares que a los métodos utilizados para estudiarlos, merece ser mencionado en este artículo. Los investigadores han conseguido aislar ADN de oso polar recogiendo dos cucharadas de nieve de las huellas de un oso polar durante una expedición a Svalbard. (Este archipiélago ártico tiene una de las poblaciones de osos polares más densas del mundo, como demuestra la popularidad de los cruceros a Svalbard)
Un especialista en ADN analizó la muestra y descubrió que la última comida del oso polar fue una foca y una gaviota que se comieron después de morir. Este método de estudio de los osos polares supone un gran avance, ya que es menos intrusivo que los métodos tradicionales de rastreo.