Fecha: | 16.08.2022 |
Posición: | 78°14,5' N, 11°58,8' E |
Viento: | SE 26 |
Clima: | Ventoso y nublado |
Temperatura del Aire: | +6 |
Nuestra aventura ártica comenzó una tarde gris y ventosa. Nos dirigimos al muelle cercano a Longyearbyen, donde nos esperaba el MV Hondius, nuestro hogar durante la semana siguiente. Al subir a bordo, nos recibió el departamento de hostelería y Karolina, la recepcionista, que nos entregó las llaves de nuestras habitaciones. Mientras descubríamos el buque, nos dirigimos naturalmente a la sala de observación, donde nos esperaban café y té, pero también donde tendríamos las mejores vistas del paisaje circundante. Preveíamos pasar mucho tiempo en este espacio mirando por la ventana, asegurándonos de no perdernos ningún avistamiento de vida salvaje y charlando con viejos y nuevos amigos. Los fuertes vientos soplaban directamente sobre el muelle, haciendo de la botadura una maniobra muy complicada y delicada para el capitán Toni y su tripulación. Lo hicieron parecer fácil. Cuando zarpamos, recibimos una calurosa bienvenida y una sesión informativa de orientación por parte de nuestro Director de Hotel, Michael, y la Líder de Expedición (EL), Sara. Nos dieron una visión general de la vida a bordo y cómo acceder a información importante sobre nuestros horarios diarios. A continuación nos presentaron por primera vez al Equipo de Expedición, que nos ayudará a aprovechar al máximo esta aventura con sus conocimientos sobre flora, fauna, hielo, geología, historia y mucho más. Por último, Sara nos mostró el Plan A para el viaje, teniendo en cuenta que cualquier expedición requiere la elaboración constante de Planes B, C, D y más a medida que cambian las condiciones. Una vez finalizada la presentación, asistimos a la sesión informativa de seguridad obligatoria. Sara y el segundo oficial Sven nos explicaron los principales riesgos y cómo evitarlos. El Equipo de Expedición hizo una demostración de cómo ponernos los chalecos salvavidas y los trajes de flotación que están guardados en nuestros camarotes en caso de emergencia. Cuando sonó la alarma, todos nos dirigimos a nuestros puestos de reunión, en la sala de observación o en el restaurante. Una vez que todos habíamos llegado, y confirmado que llevábamos correctamente puestos los chalecos salvavidas, nos condujeron a los botes salvavidas como si fuéramos a abandonar el barco. Algunos aprovecharon para comprobar el alojamiento de emergencia en los botes salvavidas. Nos sentimos bien sabiendo qué hacer en caso de necesidad, y aún mejor al dirigirnos a la cubierta 4 para visitar por primera vez el restaurante y degustar la deliciosa comida preparada por el Chef Khabir y el equipo de cocina. Así fortalecidos, nos llamaron a las puertas del casco para que nos calzáramos las botas Muck, que se convirtieron en zapatos de baile mientras bailábamos con el equipo de expedición. Al final del día vimos delfines y ballenas, y el sol bajó lo suficiente en el cielo como para que se vieran espectaculares colores de "puesta de sol" o "amanecer", aunque, por supuesto, ni se puso ni salió, sino que se limitó a dar vueltas alrededor del cielo. Este fue nuestro primer indicio de lo difícil que será irse a la cama. Dormir es útil, pero siempre te falta algo.