Lamentablemente, sólo podemos ofrecer viajes a los pasajeros que cumplen un determinado nivel de capacidad física. Durante nuestros viajes es habitual encontrar mares agitados, terrenos escarpados y condiciones meteorológicas exigentes, lo que a veces puede suponer un reto incluso para las personas que están en plena forma física.

La dificultad añadida de una silla de ruedas u otra discapacidad física, por lo tanto, podría impedirnos realizar desembarcos seguros y oportunos, lo que a su vez podría socavar nuestros horarios de viaje y poner potencialmente en peligro a otros pasajeros.