Únase al estudioso de Shackleton e historiador polar Stephen Scott-Fawcett FRGS en un viaje de expedición verdaderamente épico al imponente mar de Weddell, siguiendo la ruta del Endurance y descubriendo los mitos y realidades de los hombres de la Expedición Imperial Transantártica (ITAE) y del hombre que los lideró, Sir Ernest Henry Shackleton.
Shackleton es sinónimo de la Antártida y de la «era heroica» de la exploración antártica. Es un nombre que evoca imágenes de mares cubiertos de hielo y barbas salpicadas de nieve, y que evoca el estoicismo eduardiano asociado con la britanicidad de la época. Es el nombre de un líder que mantuvo unida a su tripulación a lo largo de una de las historias de supervivencia más notables del siglo XX y que alcanzó el éxito y el fracaso en igual medida en múltiples ocasiones en las tierras salvajes de la Antártida. Pero la verdadera historia tanto de Shackleton como de los hombres del Endurance es, según el estudioso de Shackleton Stephen Scott-Fawcett FRGS, mucho más matizada.
Foto: Stephen Scott-Fawcett
Esta temporada antártica, Stephen Scott-Fawcett FRGS se unirá a nuestro viaje al remoto mar de Weddell, un itinerario único y verdaderamente pionero que, a lo largo de 27 noches, recorre gran parte de la ruta del barco de expedición Endurance y la ruta marítima y helada que siguieron Shackleton y sus hombres tras su hundimiento en 1915. Stephen formará parte del personal de expedición a bordo y ofrecerá conferencias y talleres, así como información sobre Shackleton, su expedición, la Era Heroica y las personas que la vivieron.
Stephen ha dedicado años a estudiar a Shackleton y sus contemporáneos, editando la revista James Caird Society Journal, dirigiendo la Sir Ernest Henry Shackleton Appreciation Society (grupo privado de Facebook) en línea e investigando en el Instituto Scott de Investigación Polar de la Universidad de Cambridge.
Liderazgo y supervivencia: el verdadero genio de Shackleton
Para muchos, lo que distingue a Shackleton de la mayoría de sus contemporáneos no es solo lo que hizo, sino cómo lideró, un punto de vista que también comparte Stephen. «La verdadera genialidad de Shackleton no estaba en la elaboración de mapas ni en los descubrimientos científicos. Estaba en la gestión de personas, en saber cuándo presionar, cuándo hacer una pausa, cuándo hacerles reír. Tenía una inteligencia emocional increíble». En la expedición del Endurance , en la que la tripulación pasó meses a la deriva en el hielo y más tarde se apiñó bajo barcos volcados en la isla Elefante, la capacidad de Shackleton para mantener la moral fue su mayor contribución.
«Entendía a las personas mejor que cualquier otro explorador de la época», continúa Stephen . «Y por eso los hombres lo siguieron, incluso en las circunstancias más sombrías». Sin duda, hubo otras figuras presentes en la expedición Endurance , conocida oficialmente como la Expedición Imperial Transantártica, que contribuyeron enormemente a la empresa gracias a su ingenio, experiencia o pura fuerza de voluntad.
Foto: James Caird
Figuras como Frank Worsley, que navegó con el James Caird a través del traicionero océano Austral en el momento álgido de su odisea, o Harry «Chippy» McNish, el carpintero del barco, que equipó el James Caird para su viaje y contribuyó en innumerables ocasiones a lo largo de la estancia de los hombres en el hielo con su hábil destreza, también deben ser homenajeados. Luego está el incansable Tom Crean, el resistente veterano polar irlandés cuya falta de educación formal se compensó con creces con su fuerza de voluntad, determinación, valentía y lealtad. El veterano polar Frank Wild era el más experimentado y endurecido de todos. Era la mano derecha de Shackleton. Entre otras muchas cosas, mantuvo la cohesión entre los 22 hombres abandonados en la isla Elefante, ¡lo cual no fue poca cosa!
Parte de la fuerza de Shackleton residía en su capacidad para reunir y liderar a un grupo de hombres extraordinarios, con personalidades fuertes e ideas firmes, evitando el motín en el hielo y guiándolos a través de una prueba que habría destrozado y dispersado a una expedición liderada por hombres menos capaces.
Hombres de una época diferente y una realidad más dura
«Creo que los hombres eduardianos eran mucho más duros que tú y yo», afirma Stephen con rotundidad. «Hoy en día vivimos en casas con calefacción central. Tenemos una buena alimentación. Vivimos bien. En aquella época eran simplemente más resistentes, más optimistas ante las dificultades».
La heroica era de la exploración antártica captura a la perfección la esencia del estoicismo eduardiano y el romanticismo de los exploradores condenados al fracaso, mostrando coraje y el sentido británico del decoro ante la adversidad e incluso la muerte. De hecho, los hombres del Endurance formaron parte del telón final de esta era de entusiasmo y orgullo nacional, con el mundo moderno avanzando rápidamente y la mirada de la sociedad puesta en el caos de la Primera Guerra Mundial y alejada de los confines del imperio.
«Probablemente ni siquiera hablaban del frío. Hablaban de sus seres queridos, de sus libros, de los pingüinos. No decían: "Hace mucho frío, ¿verdad, jefe?". Simplemente no era su forma de ser. La mayoría de ellos eran hombres magníficos, pero también eran producto de una mentalidad diferente».
Foto: Shackleton y su equipo a bordo del Nimrod
La famosa frase pronunciada por el capitán Lawrence Oates antes de caminar hacia su muerte durante la fatal retirada de Sir Robert Falcon Scott del Polo en 1912, «Voy a salir y puede que tarde un poco», es quizás el ejemplo más fácil de citar de este sentido eduardiano del deber, el destino y la responsabilidad. Shackleton, a diferencia de hombres como Scott y Oates, encarnó esta determinación no solo de conquistar, sino también de mantener un sentido del deber hasta el final, asegurando la supervivencia de todos sus hombres contra todo pronóstico después de casi dos años expuestos al hielo y las rocas de la Antártida.
Tu oportunidad de redescubrir la leyenda de Shackleton en el mar de Weddell
La clave de la expedición al remoto mar de Weddell a la que se une Stephen es la historia de la Expedición Imperial Transantártica y el hundimiento del Endurance. En enero de 1915, el barco quedó atrapado en el denso hielo del mar de Weddell. A pesar de los esfuerzos por liberarlo, el hielo lo mantuvo inmovilizado y, en octubre de 1915, la presión aplastante provocó su hundimiento. Shackleton y sus 27 hombres se vieron obligados a acampar en los témpanos de hielo a la deriva, sobreviviendo con suministros limitados y cazando focas y pingüinos. A medida que el hielo se desplazaba hacia el norte, el grupo acabó subiéndose a sus botes en abril de 1916 (tras haber acampado en los témpanos de hielo durante todo el invierno polar). Cuando los témpanos de hielo finalmente se rompieron, se decidió poner rumbo a la isla Elefante (a vela y a remo, utilizando los tres botes salvavidas rescatados del Endurance: el James Caird, el Dudley Docker y el Stancomb-Wills, bautizados en honor a los principales patrocinadores de la expedición).
Consciente de que era poco probable que los rescataran en la isla Elefante, Shackleton emprendió un arriesgado viaje de 800 millas en mar abierto hacia Georgia del Sur en el James Caird, una embarcación de apenas 22 pies de eslora, el 24 de abril de 1916, con cinco compañeros. Tras un angustioso viaje de dos semanas por mares traicioneros, llegaron a Georgia del Sur el 10 de mayo de 1916. Sin embargo, desembarcaron en la parte deshabitada de la isla, lo que obligó a Shackleton, Tom Crean y Frank Worsley a cruzar a pie el interior montañoso y glacial para llegar a la estación ballenera habitada de Stromness, la primera travesía de este tipo jamás realizada. Tras varios intentos fallidos de llegar a la isla Elefante (debido a las adversas condiciones del hielo), Shackleton finalmente rescató a los 22 hombres varados en la isla Elefante el 30 de agosto de 1916. En total, sus hombres habían estado varados en el hielo durante más de 18 meses, pero, sorprendentemente, todos sobrevivieron.
«No estoy aquí para decirle a la gente qué pensar sobre Shackleton, solo para ofrecer un poco de contexto, mostrar el lado humano de la historia y compartir algunas de las peculiaridades y contradicciones que la hacen tan fascinante».
Para los viajeros modernos que descubren el pasado, la presencia de Stephen aporta una claridad histórica fundamentada. Sus conferencias combinan la leyenda romántica y la realidad de un hombre ambicioso, empático y con defectos. «Murió persiguiendo la fama y la fortuna. Por desgracia, nunca ganó mucho dinero y solo disfrutó de una fama efímera. Probablemente se sorprendería de lo interesados que estamos en él hoy en día. Quizás lo que hace que la historia sea tan atractiva es el ejemplo supremo de liderazgo público y resistencia (nunca mejor dicho) del jefe, a pesar de sus inseguridades privadas».
Shackleton, el hombre: de celebridad eduardiana olvidada a leyenda polar
Shackleton nunca fue plenamente aceptado por la clase dirigente de la época. A diferencia de Robert Falcon Scott, que tenía profundos vínculos con la Marina Real y el Gobierno británico, Shackleton era un poco inconformista: anglo-irlandés, financiado de forma independiente y no muy querido en los círculos de poder.
«Era un grano en el trasero para la clase dirigente», dice Stephen con una sonrisa. «Tras el estallido de la guerra, cuando el Endurance se dirigía hacia el sur, Shackleton ofreció su barco y sus hombres para apoyar el esfuerzo bélico. Churchill le envió aquel famoso telegrama —«Adelante»—, pero no estoy tan seguro de que fuera por apoyo total. Creo que fue más bien: «Hay una guerra, haz lo que tengas que hacer».
A pesar de ser nombrado caballero y de ser aclamado brevemente, la fama de Shackleton fue inconsistente, eclipsada por la tragedia nacional de la muerte de Scott y, más tarde, por nuevos tipos de héroes: aviadores, estrellas de cine y líderes bélicos. «Nunca logró alcanzar una fama duradera», afirma Stephen. «Durante años, Scott fue la figura polar, el héroe nacional, y el nombre de Shackleton pasó desapercibido. No fue hasta finales del siglo XX cuando sus hazañas se hicieron más conocidas y comprendidas. En cierto modo, ahora ha eclipsado la reputación de Scott. Creo que es una pena. Ambos desempeñaron su papel en la exploración del Gran Sur Blanco por el rey y por el país».
Foto: Sir Ernest Henry Shackleton
Se podría decir que hombres como Scott y Shackleton sentaron las bases de la cultura moderna de las celebridades. Tras el héroe polar llegaron el alpinista, el aviador y la omnipresente estrella de cine.
«Hay una foto notable de Shackleton en Londres tras su regreso de la expedición del Endurance y el rescate de sus hombres», dice Stephen . «Resume a la perfección tanto el foco social de la época como el lugar que ocupaba Shackleton en ella. Está solo, sin ser reconocido ni alabado. Cuando llegó la guerra, la gente perdió el interés por las expediciones polares. Shackleton regresó en 1917, tras haber logrado algo extraordinario, y sin embargo nadie le prestó mucha atención. Si miras las fotos de él en Londres, es solo otra cara más entre la multitud».
Hoy en día, la saga del Endurance, en particular la supervivencia de todos los hombres, las extraordinarias hazañas del Ross Sea Party (que formaba parte integrante del ITAE), las condiciones casi inimaginables a las que se enfrentaron y el firme liderazgo de Shackleton en todo momento, ha sobrevivido a la mayoría de sus contemporáneos polares.
Reserve su plaza en un viaje extraordinario a la historia polar
Puede unirse a Stephen en el mar de Weddell en busca de Shackleton en nuestro itinerario Remote Weddell Sea Explorer, con salida el 22 de enero de 2026. Esta épica aventura de 27 noches le llevará desde las costas de Georgia del Sur, donde se desarrollaron las últimas etapas de la historia del Endurance y donde Shackleton fue enterrado tras su muerte en 1922, hasta el imponente mar de Weddell, avanzando lo más al sur posible y recorriendo gran parte de la ruta del Endurance.
La deriva de Shackleton y sus hombres lleva a nuestra expedición hacia la península Antártica, a islas remotas habitadas por pingüinos emperadores y mares patrullados por focas leopardo. En la isla Elefante, si las condiciones lo permiten, es posible que pueda visitar Point Wild, donde los hombres del Endurance sobrevivieron contra todo pronóstico y fueron finalmente rescatados por su intrépido líder, Sir Ernest Shackleton.