Zambullida polar, una bucket list burrrrr
Hay actividades humanas que para mucha gente son incomprensibles: Hacemos malabares con motosierras, respiramos fuego, nos lanzamos desde aviones en perfecto estado.
Y algunos hacemos el salto polar.
En caso de que no esté familiarizado con ella, la zambullida polar es una práctica (algunos dirían un grito desesperado de ayuda) de natación en el agua helada, escalofriante, Dios mío, nunca imaginé que pudiera haber algo tan frío en las regiones polares.
Aunque Oceanwide no siempre puede acomodar esta locura de actividad, intentamos hacerlo cuando nuestros huéspedes lo solicitan. También solemos hacer muchas fotos.
Para que la gente no piense que nos lo estamos inventando.
Así que aquí están algunas de esas fotos, junto con nuestros mejores intentos de explicar esta... digamos "interesante" actividad polar.
La inmersión polar en la práctica
Ya sea en un crucero ártico o antártico, sólo ofrecemos la zambullida polar como un evento al final de un desembarco, cuando la playa es adecuada y las condiciones son favorables. Y en realidad, la actividad se caracteriza más por ser un chapuzón que una zambullida.
Además, sólo hacemos la zambullida polar desde tierra, nunca desde el barco. Simplemente no podemos correr el riesgo de que alguien tenga un problema en aguas profundas, donde no es tan fácil sacarlo de nuevo.
Las zodiacs siempre esperan cerca, listas para llevar a todo el mundo rápidamente de vuelta al barco. Así, los buceadores polares tienen la oportunidad de retozar en aguas tan frías que ni los pingüinos las tocan.
Almas valientes. Un poco locos tal vez, pero ¿quiénes somos nosotros para juzgar?
De vuelta en el barco, mantenemos el chocolate caliente y el vodka a raudales, para que cuando estos buscadores de paz regresen (con los labios un poco más azules pero los ojos un poco más brillantes) puedan entrar en calor y ponerse cómodos lo antes posible.
Reflexiones finales sobre la zambullida polar
Bromas aparte, entendemos el impulso de la zambullida polar.
Para algunos es un reto personal, para otros una emoción bienvenida, y para todos los participantes no hay duda de que es una actividad sumamente vigorizante. A los viajeros polares parece gustarles esa combinación.
Pero ni que decir tiene que la inmersión polar no es para todo el mundo. A algunos viajeros polares les basta con una taza de café bien cargado.
Créenos, nos identificamos totalmente.
Pero si lo que busca es algo que le abra los ojos, la inmersión polar no le dejará indiferente. Como mínimo, podría ganarse el respeto de unas Morsas difíciles de impresionar.
Pero entenderemos perfectamente que prefiera el café.